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Marihuana Medicinal: Cuando los pacientes son niños


Jaypp

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Marihuana Medicinal: Cuando los pacientes son niños

 

En el mundo entero se conoce la marihuana como una droga social, consumida por adolescentes y adultos de diferentes clases sociales. Dependiendo del entorno, la legalidad, y estilo de vida, está mejor o peor vista. Y quizás sea esta fama que la precede la que aleje a las masas de considerar a esta planta, medicina.

La marihuana se utiliza como terapia médica para tratar algunas enfermedades, ya que ayuda a paliar los síntomas, y a reducir la ingesta de medicación agresiva para el organismo en enfermedades graves que requieren el uso de muchos fármacos distintos. Esto se debe a que los cannabinoides de la planta interactúan con nuestro sistema endocannabinoide, el cual está implicado en una amplia variedad de procesos fisiológicos (percepción del dolor, funciones neurotransmisoras, cardiovasculares, gastrointestinales y del hígado), y del que disponemos casi todas las especies del mundo animal. El THC y el CBD son mundialmente conocidos, pero en esta planta (al pasar su proceso de secado y curado) están presentes otros compuestos orgánicos pertenecientes a este grupo como el CBG o el CBC.

Hoy en día los cannabinoides están presentes en los tratamientos de más de 25 enfermedades, y cada vez son más los pacientes que rompen el tabú y se benefician de la planta prohibida.

Hay varios métodos para favorecernos de las propiedades medicinales de esta planta; si bien es cierto que el uso más conocido es la combustión, rularse un porro, no es la manera más adecuada, ya que este proceso perjudica a nuestro sistema respiratorio, existen diversas formas de administrar cannabinoides a nuestro organismo: ingesta, mediante varias recetas adecuadas a nuestra dieta, en cápsulas o aerosoles orales, utilizando vaporizadores, incluso de manera tópica.

En este artículo, vamos a conocer algunos ejemplos de cómo ayudan los cannabinoides a los pacientes más indefensos, los niños.

El 21 de mayo de 2016 El Mundo publicó la historia de María, una niña de seis años con síndrome de Angelman y retraso neurológico. Luisa, la madre de la niña, empezó a administrar aceite de cannabis a María por la frustración de que sus más de 7 pastillas diarias no le provocaran ningún efecto positivo, tras investigar en internet sobre diferentes casos, decidió ponerse en contacto con la asociación madrileña dosemociones_a. Tras tres meses usando este Hemp Oil procedente de California, María ha dicho sus primeras palabras, empieza a comprender algunas cosas que su madre le pide, mira a los ojos cuando le hablan, y hasta puede estar sola mientras su madre hace la comida.

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La familia de María no es la única en esta situación, aunque si de las pocas que en nuestro país han querido alzar su voz explicando a los medios los beneficios que su hija está experimentando gracias al Cannabis. En España, se sabe que niños enfermos de más de 300 familias usan estos tratamientos ilegales, pero es difícil conocer sus experiencias a fondo debido a la posibilidad de perder a sus hijos si son descubiertos por las autoridades pertinentes.

Por este motivo, los casos con más repercusión llegan desde países donde el uso medicinal de la marihuana es legal. Como por ejemplo el conocido caso que Vice destapó hace casi 3 años sobre Mykayla, una niña de 8 años que padecía Leucemia y a la que los médicos recomendaban radiación corporal y trasplante de médula.

 

En este caso, los padres, tras investigar mucho sobre alternativas, decidieron administrar cannabis a su hija para evitar las agresivas recomendaciones de los doctores. En su caso, de manera lícita, ya que en su lugar de procedencia, Oregon (EEUU), cuentan con dispensarios donde conseguir cannabis medicinal. Los resultados fueron visibles tras la primera dosis, Mykayla dijo que tenía hambre y sonrió. Desde entonces y gracias a la ayuda de varios profesionales del sector que le fueron proporcionando diversas recetas para beneficiarse de los cannabinoides, la vida de esta niña no ha vuelto a ser la misma. Mykayla pasó de estar muy enferma a ser una niña normal gracias al cannabis, y su historia se ha convertido en un referente para muchas familias en su misma situación.

Abel empezó su tratamiento siendo un bebé, tenía un tumor de Wilms en fase tres. Estaba todo el día cansado, no quería comer ni tampoco jugar. Le dieron su primera dosis untando con aceite de cannabis y miel orgánica de agave su chupete, y ese mismo día, sus padres empezaron a verle jugar, reír y comer.

En Oregon, cualquier paciente (mayor o menor de edad) puede disponer de un enfermero y un cultivador para obtener la marihuana medicinal que necesita, ya sea acudiendo a un dispensario o cultivando hasta seis plantas. Brandon, el padre de Mykayla, tiene una tarjeta que le autoriza como agente de entrega de esta medicina natural a su hija y a Abel. La familia del bebe no dudó en pedirle ayuda tras conocer su caso.

La historia de Charlotte también es famosa. La CNN quiso contar las experiencias de esta niña que sufría severos ataques de epilepsia desde los tres meses de edad. Cuando tenía tres años, los ataques eran tan frecuentes y violentos que su corazón a veces llegó a pararse. Los médicos recomendaron a la familia un coma inducido para evitar que la niña sufriera, pero ellos, conocieron un caso similar por internet. Un niño en su misma situación había mejorado considerablemente gracias a un tratamiento con cannabis. Sus padres acudieron a uno de los más grandes dispensarios de Colorado y descubrieron que al contrario que en el caso de Mykayla, que utilizaba grandes dosis de THC para paliar los síntomas del cáncer, Charlotte necesitaba grandes dosis de CBD para controlar sus ataques. Tras la primera dosis de aceite de marihuana, sus ataques pararon durante siete días. Hoy en día Charlotte solo sufre dos o tres ataques al mes, camina, come sola y aprende cosas nuevas cada día. Además Realm of Caring Fundation, ha bautizado la variedad que le ha ayudado con su nombre, Charlotte’s Web.

 

Desde sudamérica también nos llegan varias historias de niños que usan cannabinoides como medicina. Este verano El País recogía varios casos de niños argentinos y sus experiencias positivas con este tipo de tratamientos.

Naira nació con epilepsia migratriz maligna de lactante, y tras comenzar a usar aceite de cannabis pasó de necesitar veinte medicamentos a solo once.

 

Diego padece esclerosis tuberosa, y llegó a tomar hasta diez anticonvulsivos diarios, que ha sustituido por una gota cada noche de aceite de marihuana con un 5% de CBD.

Iñaki dejó de sufrir entre treinta y cuarenta ataques diarios gracias al aceite de marihuana.

 

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A principios de 2016, la Opinión publicaba la historia de Daniel, un niño autista de once años que lleva desde 2014 utilizando la marihuana para sobrellevar su enfermedad. La madre explicó los cambios que notó en su hijo tras empezar a tomar el aceite; hoy en día Daniel duerme como un niño normal, come solo, no requiere compañía para hacer sus necesidades, puede prepararse un sandwich, incluso ir a la escuela.

No hay que olvidar que estos relatos son experiencias personales y que no todas las personas reaccionan igual ante un mismo tratamiento. Realmente sólo existen en la actualidad, dos estudios clínicos con cannabinoides en niños, los cuales se han centrado en la administración de THC y uno de sus derivados en pacientes con cáncer que recibían a su vez quimioterapia.

Desde el año 1948, varios artículos en la Declaración Universal de DDHH, recogen que todas las personas tenemos derecho a disponer de un nivel de vida adecuado que asegure la salud y bienestar del propio individuo y de su familia.

Pero no todos los tutores legales de estos protagonistas tienen tan fácil el acceso a este tratamiento natural que tanto beneficia a estos menores de edad. Dependiendo del país dónde nazcan estos relatos, las familias se enfrentan a un estigma social o a un problema mayor. La legislación vigente en España (como en otros países del mundo) en lo que se refiere al Cannabis, no recoge estos casos, por lo que estas familias se ven sometidas a una lucha entre la legalidad y el bienestar de sus hijos.

El fin de exponer estas experiencias al público, no es otro que el de crear conciencia y pedir una regulación del cannabis medicinal que permita seguir investigando sus beneficios.

 

 

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